El trabajo de corrección de estilo es el primero del proceso editorial y es muy importante porque es cuando detectamos errores gramaticales, ortográficos, mala sintaxis, etcétera. Con mucho cuidado revisamos que la estructura de la obra sea lógica; ajustamos la ortografía a las normas, como el uso de mayúsculas, acentuación, formación de abreviaturas y escritura de cifras, etcétera. Verificamos que la puntuación del escrito permita la transmisión clara del mensaje, y que las palabras en otros idiomas estén bien escritas y correctamente utilizadas; eliminamos cacofonías, extranjerismos innecesarios, repeticiones inútiles; resolvemos cualquier duda con los autores y cotejamos traducciones, en caso de que las haya.
Ponemos especial atención a los detalles, por ejemplo reemplazar el lenguaje sexista, si es necesario, así como expresiones ofensivas o discriminatorias, cuidamos que no se abuse del lenguaje coloquial, que no haya afirmaciones ofensivas y, muy importante, que no exista plagio.
Posterior a la corrección de estilo, realizamos varias lecturas ortotipográficas. Este tipo de lectura consiste en verificar errores tipográficos, palabras mal escritas, palabras repetidas, mayúsculas y minúsculas; distinguir entre rayas y guiones, también en checar las normas de estilo por si al corrector se le escapó alguna, detectar omisiones de tildes y signos de puntuación; aplicar recursos tipográficos como comillas, numeraciones, cursivas, negritas, versalitas, etcétera.
Cuando la lectura se realice sobre el texto ya maquetado para versión impresa (compaginadas) detectamos viudas, huérfanas, callejones, ríos, rosarios y palabras mal partidas; asimismo, señalamos errores en el tratamiento de blancos, márgenes, líneas cortas y foliación; revisamos el sumario y su correspondencia con la obra, elaboramos el índice y cotejamos con la paginación.